– Deberías volver a escribir
(Suspiro, inhalo toda la incertidumbre posible y me pregunto “¿esta vez funcionará?”)
– Sí, quizás… (¿a quién trataba de engañar? Ese SÍ no convencía a nadie… ni a mí misma)
– En serio lo digo (voltea, mientras continúa manejando y me mira con esos ojos café que significan algo así como un “tranquila, todo va a estar bien”, que aplaca todos mis miedos e inseguridades. Luego, el recuerdo de lo feliz que era haciéndolo me golpeó en la cara; o más bien, en la garganta…)
– ¿Sabes qué quisiera hacer y no puedo dejarme morir sin haberlo cumplido? (se queda callado, pues sabe bien que tengo la costumbre de preguntar y contestarme sola) … QUIERO PUBLICAR UNA NOVELA.
– Puedes hacerlo, estoy seguro. Sobre la marcha.
Esta fue la última conversación que tuve con “él” antes de decidirme a abrir este blog. “Él”, que me anima a ser la mejor versión de mí… y no, no para él; sino, para mí misma. “Arriésgate”, me dije. ¿Qué es lo peor que puede suceder? Y, así, claramente, el silencio se apoderó de mi mente. Prometo, esta vez, no herir la susceptibilidad de nadie mediante este blog y, si en algún momento lo hago, desde ya pido disculpas.
Bueno, vamos por partes. Mi nombre es… no, no vas a saberlo. No por ahora, al menos. Y si lo supieras, eso no te dice nada sobre mí. Todos piensan que conocer el nombre, profesión y lugar de trabajo, ya es saber “algo” acerca de esa persona. Pero, ¿sabemos cuál es su sueño de vida?, ¿qué le aterra y le genera ansiedad?, ¿hay alguna canción, película o libro que presione el botón de “sensibilidad”, que está muy en el fondo?… La respuesta, déjame decirte, es NO.
Tal es mi caso. Yo, la alegre, la divertida, la bailarina, la escandalosa, la “chispita mariposa”, o como decían mis profesores del colegio: “El pegamento que unía el equipo”… Soy más que eso. Incluso, a veces, ni siquiera soy todas esas cosas. Hay algo de lo que estoy convencida al 100% y es lo siguiente: NO SOY UNA PERSONA CONVENCIONAL. No, no soy predecible, no podrás sacar una tendencia de mi comportamiento y menos de mi estado de ánimo. En ocasiones, creo que soy una anciana encerrada en el cuerpo de un adulto joven; otras, a la inversa.
Me gusta leer, aunque a veces me aturde y me genera dolor de cabeza. Me irritan los sonidos repetitivos, a menos que sea el de un violín. Me encanta ver el sunset; algunas veces sola y otras, con los que quiero. Detesto el hígado, a menos que esté en una riquísima sopa de pollo. Me encanta tomar agua (soy la única “gorda” del mundo a la que le fascina hacerlo). Amo a mi familia, aunque me cueste demostrarlo, pero su foto me acompaña todos los días en el escritorio de mi trabajo. Me gusta estar sola, menos en la noche porque me da miedo. Y lo más contradictorio, es que me aterra llegar “sola” a la última etapa de mi vida…
Después de esto, ¿crees que sabes acerca de mí? Quizá algo. Junto a este blog podrás conocerme; si te interesa, claro. Algunos posts serán reales y otros sólo ficción. Pero algo te aseguro, nunca sabrás cuál es cuál y eso lo hace más interesante. Dicen que los ojos son el reflejo del alma. Acá te dejo los míos para que puedas darte una idea.
Ahora, ¿piensas que me conoces? Déjame decirte algo: No tienes idea…
Y tu madrina significa algo en tu vida?
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Wooo w
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